miércoles, 4 de marzo de 2009

Cien años de la Glorieta del Parque Duarte

El parque Central, hoy Duarte, construido en 1884 por la sociedad La Progresista del Yaque, contó desde 1886 con una glorieta de dos pisos de madera, pedida al extranjero y montada por el ingeniero norteamericano Lawson B. Bidwell, entonces Director Municipal de Obras Públicas.

Dicha estructura, que alojó en su primera planta el restaurante La Diana, de Rafael Marcelino y que sirvió para acoger los conciertos de la banda militar de música en su segundo nivel, se deterioró prontamente, pues en 1897 se consideraba como un “kiosko decrépito” que merecía ser sustituido.

Para marzo de 1902, la prensa insistía en la necesidad de una nueva glorieta, pero aun cuando La Progresista del Yaque la tenía en proyecto, contando incluso con un plano que pidió al agrimensor Lorenzo Casanova, no tenía fondos suficientes para ello. En 1903, el Ayuntamiento la asumiría como obra municipal, consignando en su presupuesto una suma para su construcción. Los planos para una nueva glorieta fueron recibidos en agosto de ese año, pero el cabildo no ordenó el cierre del viejo templete sino en julio de 1904, anunciando que en enero de 1905 sería sustituido por un kiosko “como de un metro de altura, al estilo moderno, con cuatro pabellones pequeños para la venta de refrescos”.

El descuido en atender su eliminación motivó la fundación de una sociedad filarmónica que ofrecería conciertos benéficos para recaudar los fondos necesarios para una nueva; la recolección, por algunos caballeros, de ochocientos cincuenta pesos para costear su sustituta y una sostenida campaña de El Diario tendente a la demolición del que entendía era un “rancho viejo”, un “símbolo de cultura africana”, un “adefesio”, un “mamotreto” avergonzado “de ostentar tanta pobreza como revelan los andrajos de su osamenta”. El 5 de agosto de 1904, este periódico clamó: …“derrumben eso que hay en el Parque Central y que por mal nombre llaman Glorieta. Haz, Dios mío, que la tumben pronto y que hagan una que dure hasta la consumación de los siglos”. El “espantajo” – que amén de su deterioro tenía “un enjambre de abejas que pone en peligro a los transeúntes del Parque” – pasó a manos del Ayuntamiento el 2 de octubre de 1904, cuando Ulises Franco Bidó, en representación de La Progresista del Yaque, le entregó la administración del parque.

La espera por la nueva glorieta, que se prolongaría particularmente en perjuicio de las retretas – que no podían celebrarse desde que caía la más pequeña llovizna – tocaría a su fin a fines de 1907, cuando el Ayuntamiento encargó a la casa Milliken Brothers de Nueva York la confección del modelo escogido de entre aquellos que había traído desde esa ciudad el regidor José María Vila Morel a fines de 1904: un sencillo kiosko en forma poligonal, con un juego de columnas con capiteles corintios y motivos vegetales en las bases de sus fustes, coronado por un cupulino bulbiforme. La Frame & Co. embarcó la estructura metálica de la glorieta en el vapor Seminole a favor de la Julio Simón & Ca. de Puerto Plata, ciudad a la que ya había arribado en marzo de 1908. Habiéndose obtenido del Congreso Nacional la exoneración del pago de sus derechos de importación, se despachó a Santiago en ferrocarril, donde llegó empacada en cajas el 22 de abril de 1908. Su montaje se confió al mecánico y herrero cubano Juan Bautista Creus Venus y la construcción de su base al entonces ingeniero municipal Luis Bogaert, quienes completaron sus labores entre los meses de mayo y agosto de ese mismo año.

Felizmente, su bendición tuvo efecto en la mañana del 16 de agosto de 1908, como parte de los actos conmemorativos del 45 aniversario de la Restauración de la República, oficiando el ritual el Pbro. Manuel de Jesús González, párroco de la iglesia de Nuestra Señora de la Altagracia.

Datos: Edwin Espinal Hernández © 2009 All rights reserved.

1 comentario:

elizabeth dijo...

por favor quiero obtener datos de la familia franco bido, franco sagredo. por favor enviarmela a doctorafranco@hotmail.com. gracias de antemano