viernes, 4 de julio de 2008

Fortaleza San Luis

Desde antes del 1660 había sido una preocupación constante de los Sargentos de las Armas y de los Alcaldes Mayores de Santiago de dotar a la Ciudad de una fortaleza, en el sentido estricto de la palabra, pues siendo como lo era, raya fronteriza con el enemigo francés, y limitando sus márgenes occidentales con el vasto Despoblado, que había creado el decadente poderío colonial hispano, infestado ya por turbas desenfrenadas de aventureros de la Tortuga, que se habían radicado firmemente en la parte Noroeste de La Española, era muy fundado el temor y la consternación de los moradores santiagueses, de que inesperadamente se produjera otra no grata visita como la última de DeLisle, cuyo recuerdo no olvidarían jamás, por los despojos, violaciones, tropelías y humillaciones que tuvieron que soportar de los intrusos. Pero fuera que la perenne estrechez de recursos de la colonia, más bien que el verdadero descuido e indiferencia de las autoridades cuyo celo, devoción y valentía han hecho eco en la Historia no lo permitiese, lo cierto es que la llave estratégica de la Banda Norte, centro militar, geográfico y comercial de la región, que cerraba el camino a la Ciudad Capital de la Colonia, presa codiciada del invasor desde un comienzo, habría de conformarse con dos o tres malos reductos escasamente fortificados, situados en cerros aledaños a la ciudad.

Cuando en el 1674, y durante el gobierno de Don Ignacio Zayas Bazán, se nombró Alcalde Mayor de Santiago, a Don Andrés Núñez de la Torra, un súbdito fiel, celoso, activo y responsable, quien escribe a la Corte acerca de la importancia estratégica y militar de esta plaza, y de que se la dotará de una guarnición fija, y por último, acomete el mismo y su señora la construcción de un reducto fortificado, empresa que llevan a feliz término. La tradición asegura que tal obra militar estuvo situada en el lugar que ahora conocemos como el Cerro de Los Chirís, que en esa época era un sitio elevado, abrupto y boscoso, y en su porción Suroeste, para limitar con las actuales calles Pte. Trujillo (Sol) y 17 de Julio (San Luis).
Según los historiadores Charlevoix y Moreau de St. Méry, Santiago era una ciudad abierta, que sólo contaba para su defensa con uno o dos fortines, situados en las afueras de la población. De acuerdo con el historiador Don Antonio Delmonte y Tejada, nativo de esta ciudad, en su magnífica obra Historia de Santo Domingo, al hacer la descripción de la Ciudad de Santiago, dice que el paseo público o alameda quedaba en el cerro que existía al Sureste de la ciudad. Este lugar me parece ser el mismo en donde ahora se asienta la fortaleza San Luis. A mediados del 1802 o a principios del 1805, y siendo Don Agustín Franco de Medina (y Guerrero), Jefe de la Municipalidad santiaguesa de acuerdo con instrucciones del Gobernador Ferrand, se ocupó de acopiar municiones, de reunir armas, de depositar víveres, de habilitar cuarteles, de formar botiquines, y sobre todo, de echar las bases de la actual fortaleza San Luis en el cerro quehasta ese entonces ocupaba La Alameda o Paseo público de la ciudad, preparando a Santiago de manera que pudiera considerarse como una verdadera plaza fuerte, a fines de que impidiera el tránsito de los invasores del Oeste en su marcha hacia la ciudad de Santo Domingo. Para este efecto, se talaron los árboles, se hizo obra de relleno, se levantaron algunos rústicos cuarteles, se abrieron zanjas y con la tierra se hicieron terraplenes. Don Ulises Franco Bidó me aseguraba que su abuelo Don Agustín había dirigido personalmente estos trabajos, especialmente en el relleno del saliente, que en forma de quilla de barco, forma parte del amurallado, al Oeste del antiguo cuartel de Las Banderas, a mano izquierda de la portada. En cuanto al nombre de San Luis dado al recinto militar santiagués, no habrá que dudar que fuera inspirado por el mismo Señor Franco y Guerrero para honrar al rey francés San Luis, que es él único entre los tres San Luis del santoral católico, que era a la vez santo, rey y guerrero, y tal vez, de paso, para bien dequistarse con Ferrand, que lo llevaba también en su nombre, Marie Louis, y de quien era íntimo. Tal nombre de San Luis, más tarde, cuando la Reconquista, debió haberse dejado de usar, ya que el despego y la repugnancia del hispano dominicano por todo lo que tuviese sabor a francés, era muy marcado, y muy probable es que volviera a entrar en uso para los 1844-1850 cuando las negociaciones del Protectorado, primero, y el reconocimiento de la Independencia Dominicana, después, que se le solicitaban a la nación francesa.

Para el 1822, de acuerdo con el informe a su gobierno, de Mr. Mackensey, Cónsul inglés en Port-au-Prince, la ciudad de Santiago, sólo contaba con dos o tres lugares fortificados; pero no se menciona en dicho informe específicamente a la fortaleza San Luis. Muy posible es, que tal lugar estuviese en completo cuando no, o que pasará desapercibido por este mismo abandono. Esto parece indicar más bien, que tal lugar no fuese habilitado de modo permanente por las fuerzas haitianas ocupantes, y sólo lo fuese de tiempo en tiempo, ya que según la tradición, los vecinos y hasta algunos comandantes de armas utilizaban sus terrenos para siembras y crianzas de animales, cosa que fue muy corriente hasta el 1890, en que tal uso estaba ya en franca pugna con las órdenes enmanadas del Gobernador Gral. José Dolores Pichardo y Bethancourt (loló), que aspiraban a la cabal reorganización del recinto militar. Los desamparos tan frecuentes de la fortaleza en ese entonces, ya que los militares comían en casas particulares, la poca protección defensiva que prestaba la cerca de circunvalación, consistente de barriles rellenos de tierra, arena, y mezclote, hileras de espeques, zanjas y terraplenes, y otros, la exponían a frecuentes golpes de mano, que casi siempre obtenían éxito. Sirvan de ejemplos los siguientes: el del 5 de Agosto del 1874 contra el Gobierno de González, el del 12 de Enero de 1878 contra el último Gobierno de Báez, el del 16 de Septiembre de 1886 contra el Gobierno de Woss y Gil, y el del 17 de Febrero de 1889 contra el Gobierno de Heureaux.

Los haitianos durante su ocupación del 1821 al 1844, nada construyeron en Santiago que mereciera la pena de consignarse, y menos aún, después del terremoto del 42, que todo lo destruyó, y en la fortaleza San Luis, absolutamente nada, de acuerdo con el recuento de las pérdidas de edificaciones sufridas por la ciudad debido a ese sismo. A buen seguro que las instalaciones del recinto militar se reducirían a lo mejor, a una serie de ranchetas o barrancones, malamente entingladas de rústicas costaneras y techadas de yaguas o canas, y es de presumirse que los españoles, cuando la anexión, no contaron con el tiempo material ni moral indispensable para levantar edificación alguna estable, ocupados como lo estaban, con las operaciones militares contra los restauradores dominicanos.

El testimonio verbal del Señor Antonio Ottenwalder (Toño) confirma esto último, ya que siendo muchacho de 13 o 14 años, iba diariamente a la fortaleza a llevarle el desayuno y el almuerzo a su padre, que trabajaba de armero de los españoles, y decía que recordaba perfectamente la hilera de ranchos cobijados de yaguas que les servían de cuarteles, hospital, depósitos; que estos se quemaron con el incendio del 6 de septiembre 1863 que se originó del lado de afuera, al Sureste, en la casa comercial del Señor Archilles Michel. Dichos cuarteles eran destartalados, sin pintar, antihigiénicos, pestilentes, y en su mayoría estaban situados en la cortina Este, que hace frente al barrio de Los Pepines.

Durante el Gobierno de Santana, en el el Congreso Nacional autorizó la venta de algunos bienes nacionales en el Cibao, para destinar su producido a la construcción de algunas obras en Santiago. Es de presumirse que en ese período se construyesen en la fortaleza San Luis, la Comandancia de Armas, el Arsenal, y uno que otro cuartel o cárcel, ya que se hubo de desistir de la construcción de la Casa de Gobierno, en el mismo sitio de la Cárcel Vieja, lo cual lo fue para el 1858, por el Señor Juan Evangelista Gil, Gobernador, de acuerdo con órdenes de Pte. Santana.

De acuerdo con el testimonio del Señor Francisco Villanueva, quien prestaba servicios en la fortaleza en el 1880 para ese año ya estaban construidos los edificios que ocupaban la Comandancia de Armas y las cárceles La Rosa y El Clavel, las cuales es posible que dataran de la época de Santana o de las primeras de Báez, y el resto de los cuarteles, que eran de rústicas maderas, techadas de yaguas o canas, fueron destruidos paulatinamente, para ser reconstruidos de otros materiales distintos, entre el 1880 y el 1890, habiendo sido director de dichos trabajos el Gral. José D. Valverde, quien estuvo al frente de ellos hasta el 1886 cuando la revolución de Moya, continuando las obras emprendidas hasta la inauguración de las dos portadas, la del Norte y la del Este, (siendo esta última tapiada años más tarde) y la terminación del amurallado de ladrillos que la circunvalaba. Tal inauguración tuvo lugar en el 1890, posiblemente durante la celebración de alguna de las fechas patrias: 27 de Febrero o 16 de Agosto, cosa que todavía no hemos podido precisar.- La cancela de hierro que cierra la portada Norte (la única ahora), fue hecha y colocada en el 1895, ya que anteriormente se usaban unos batientes de madera para cerrarla, y en cuanto al plano inclinado que sirve de aproche a dicha portada, fue terminado con sus paredes de ladrillos laterales para esa misma fecha, más o menos. En cuanto a la Torre y al reloj público que adornan la fortaleza,fueron regalados por el Pte. Heureaux a la Ciudad de Santiago.

El reloj había venido meses antes, y se habían propuesto diversos lugares para su colocación, pero sin resultados. El constructor de la torre fue el ingeniero inglés Mr. Bubltwell, el mismo que colocó los techos en la Iglesia Parroquial Mayor (hoy Catedral de Santiago Apóstol). Estos trabajos estuvieron terminados para el 1o. de Mayo de 1886. Durante el gobierno del Pte. Cáceres en el 1910, se hicieron sustanciales reformas en el recinto militar con vistas a acomodar los individuos del Batallón que se destinaba a esta plaza, a los que siguieron otras no menos importantes de los infantes de la marina norteamericana que ocupaban este país en el 1916. Durante esta era de Trujillo se han efectuado diversas e importantes reformas en la citada fortaleza, las cuales no detallaremos por carecer de la nómina de las mismas.

Hasta fecha muy reciente, y en el segundo decenio de este siglo, podía contemplarse, por el frente de la calle San Luis, un cuadro pintado al óleo en la pared norte del antiguo cuartel de Las Banderas, hacia la izquierda de la portada, que rememoraba la terminación de las obras emprendidas por el Gobernador Loló Pichardo. La composición pictórica del cuadro era esta: Primera línea: Fortaleza San Luis; Segunda línea: Reducto Patriótico, y Tercera Línea: 1890.. En medio y encima de la inscripción de la primera línea, presidía un flamante escudo nacional, en sus más vivos colores. Mucho es de sentirse que la mano inculta del blanqueador, primero, y la incuria, la ignorancia o indiferencia de nuestras autoridades militares, a seguidas, no hubieran restaurado este distintivo que tan apropiadamente cuadraba a la escueta marcialidad de nuestro bien plantado reducto militar.

Según referencias, y de acuerdo también con los recuerdos de mi adolescencia, haré un recuento detallado de la ubicación de las edificaciones de la fortaleza San Luis. A mano derecha de la entrada: el Cuartel Largo, cerrado en su extremo Sur y abierto hacia el Norte, que daba a la calle; seguido al Este, la Comandancia de Armas, de galería baja, y en su interior el cuarto oscuro, considerándose un honor el haber estado en el, al Sur de la Comandancia, la Cárcel llamada La Rosa; entre esta y la anterior edificación, del lado afuera, existía un aljibe, y sobre el mismo una torre con su campana, para dar las horas de acuerdo con el reloj pendular colocado en el salón de la Comandancia, y seguido a la Cárcel, el Arsenal Viejo, y entre este último y la hilera de edificaciones situadas al Sur, había un espacio vacío, del que se divisaba un bello panorama de los cerros y caserío del Otro Lado (actual Bella Vista). En la cortina Sur; el gran cuartel que incluía habitación para el Alcaide, y otro edificio grande destinado a cárcel, "El Clavel; en la cortina del Este y en la del Norte existían: el cuartel dormitorio, largo y algo estrecho, con planos inclinados de madera, que servían de camastros a los soldados, luego venía un espacio despejado, más al Norte, y dando frente a la actual calle Vicente Estrella se encontraba el Cuartel de Los Músicos, que luego fue destinado a Arsenal, y que fue destruido por una explosión en el 1903, y por último, y próximo a la salida, y al pié de la Torre, el Cuartel de Las Banderas. Entre el Arsenal primitivo y La Rosa existían una capilla para pasar su última noche los condenados a muerte. Hemos de creer inútil esta vieja enumeración con vistas a ubicar los antiguos edificios, pues hay otros nombres actualmente, otros usos, muchos de ellos ya no existen, y en cambio, hay otros edificios más modernos.

A continuación consignaré las fechas y daré un pequeño detalle de los hechos que en ellas tuvieron ocurrencia, y que se relacionan con la fortaleza. 29 de Diciembre de 1821.- Juan Nuñez Blanco, de Jacagua, prófugo de la justicia, y quizás con miras a evadir su sanción, ante el descuido, la indiferencia o la complicidad de las autoridades toma la fortaleza y enarbola en ella la bandera haitiana. Este individuo con el nombre de jefe político de una Junta Pro-Unión a Haití, habría de seguir gobernando hasta la invasión de Boyer, y más tarde, fue Comandante de Armas hasta la llegada de Herard.

6 de Marzo de 1844.- El Gral. Alexandre Morissette, Comandante haitiano del Departamento de Santiago, abate en la fortaleza la bandera de Haití, y se constituye prisionero de la Junta Central Gubernativa, conduciéndole en tal calidad a la ciudad de Sto.Dgo., el Comandante Juan Alvarez Cartagena. Al otro día, en la Comandancia de Armas dudan acerca de la bandera que deben enarbolar, y el Capitán Rafael Gómez, de Gurabo, sugiere que se le ponga una cruz blanca a la bandera haitiana.
30 de Marzo de 1844.- El Gral. Tito Salcedo, al frente de las fuerzas cibaeñas, escalonadas como reserva, se hace cargo de la fortaleza San Luis.

7 de Julio de 1857.- Don Benigno F. de Rojas, Don Domingo D. Pichardo, Gral. Domingo Mallol, Pbro. Dionicio de Moya, Gral. José D. Valverde, y otros prohombres santiagueses, en la noche de ese día, desconocen el Gobierno del Gral. Buenaventura Báez. Esta es la primera revolución ideológica habida en el país, y cuyos frutos benéficos, sin duda se hubiesen reflejado en todos los sectores institucionales de la nación, de no haberla frustrado por desgracia, la contrarrevolución de Santana, quien estaba asesorado por la camarilla de sus áulicos capitaleños.

1 de Septiembre de 1858.- El Coronel Julián Gómez, Comandante de las fuerzas del gobierno de Valverde, en la misma fortaleza y personalmente, se encara al Gral. Santana, afeándole su conducta pasada. Gómez se ve obligado a descolgarse por la parte atrás de la fortaleza, que mira hacia el río, con algunos soldados que le siguen, y se refugia en la Línea Noroeste, a donde lo persigue la sala del Libertador que armó, para ultimarlo alevosamente, el brazo de alguno de sus partidarios.

20 de Abril de 1861.- A consecuencia del pronunciamiento de la ciudad de Santiago, en favor de la Anexión a España, el 25 de Marzo de este mismo año, las fuerzas españolas ocupan la fortaleza San Luis. Estas fuerzas estaban compuestas de 4 compañías de infantería del Regimiento la Corona, al mando del Coronel Ramón del Portal y Santo Domingo. El desfile de estas fuerzas de ocupación produce tal estado de indignación en el ánimo del Gral. Domingo Mallol, benemérito prócer separatista, que dado el estado precario de su salud, pasa a mejor vida, días después.
6 de Septiembre de 1863.- Incendio de la Ciudad, que comienza en la parte Sureste, aledaña a la Fortaleza, pone en grave a prieto a los españoles que la ocupan, ya que era tan intenso el calor de la conflagración que temían que se incendiase el polvorín, y los enfermos en el Hospital sufrían lo indecible con el calor y el humo, asfixiándose muchos, Algunos de los techos de canas o de yaguas de los ranchos situados en la cortina del Este comenzaban a incendiarse, por lo que hubo la necesidad de movilizar apresuradamente los barriles de pólvora y los hospitalizados, y llevarlos hacia el lado opuesto, en donde había menos peligro. Unos aseguran que el suceso fue puramente casual, obra de descuido de algunos bebedores que se habían introducido en la tienda del Señor Michel, otros aseguran por el contrario, que fue ordenado por el Gral. Gaspar Polanco, como medida estratégica, para que el humo y el calor molestaran a los españoles, y a la postre, los obligaran a abandonar el recinto.

13 de Septiembre de 1863.- Desocupación de la fortaleza por las fuerzas españolas, tras un asedio de catorce días. Estas fuerzas emprenden la retirada hacia Puerto Plata, seguidas por varias familias dominicanas, españolizadas, y a donde llegaron dos días después, bastante mermadas las primeras.

10 de Octubre de 1864.- (a las doce de la noche). Se reúnen en la fortaleza San Luis, a iniciativa del Gral. Gaspar Polanco, varios de los hombre más importantes de la Revolución, y desconocen la autoridad del Pte. Salcedo, manifestando el Gral. Polanco que el Vice-Presidente Espaillat continuaría como tal, lo mismo que los ministros. Seguidamente fue proclamado como Presidente del Gobierno Provisional. A Salcedo lo suponían en connivencia con Báez, que estaba en España, luciendo la faja de Mariscal de Campo español, y a quien le había escrito Salcedo varias cartas, sugiriéndole en presencia en el país.

5 de Agosto de 1874.- El Gral. Juan Nepomuceno Nuñez, de Jácagua, hijo de Juan Nuñez Blanco, baecista ciento por ciento, con 50 hombres a caballo, toma la fortaleza San Luis. Con el pretexto de libertar a su hijo, pero en realidad para iniciar un levantamiento contra el Gobierno de González; con tan mala fortuna, que muere en la acción. Su hijo guarda celosamente su cadáver, prefiriendo ser tomado nuevamente prisionero, antes que abandonarlo. Este rasgo de devoción y de inmenso amor filial de Juan Evangelista, es respetado por los contrarios azules, ya victoriosos.

12 de Enero de 1878- En la madrugada de este día, los Grales. Ramón Fabián, Leonardo Liriano (Cañano), Coroneles Perico Pepin, Bruno Marmolejo, Polo Balbuena, seguidos por partidarios azules de los campos vecinos, toman por asalto la fortaleza, sorprendiendo a la guarnición que dormía, se apoderan del parque y ponen en libertad a los presos políticos. Este hecho de armas obliga al Gral. Damián Báez, Delegado del Gobierno, y al Gral. Juan Evangelista Nuñez gobernador, y a muchos amigos de la situación, a salir de la ciudad, a la que atacaron diferentes veces, siendo el más fuerte de los ataques el del 22 que duró todo el día, y en que se vieron reducidos los revolucionarios a la fortaleza, desde la cual rechazan a los sitiadores que no bajaban de 1500 hombres. Entre los que se distinguieron en la defensa de la fortaleza, además de los que se han mencionado antes, figuraron los jóvenes Francisco José Espaillat, Sebastián E. Valverde (Chanito) y Eliseo Morales.

13 de Julio de 1875.- En la noche de ese día fue inaugurada con 20 alumnos la escuela de primera enseñanza creada por el Gobierno del Gral. González para clases y oficiales del Batallón Yaque. Asistieron el Gobernador Gral. José D. Valverde, el Comandante de Armas y el Coronel del Batallón Bruno Marmolejo.

8 de Mayo de 1881. Se están dando los toques finales al Cuartel contiguo al Arsenal, en el lado Sureste. Los trabajos son dirigidos por el Gral. José D. Valverde.

30 de Mayo de 1884 Por iniciativa del Gobernador de la Provincia, Gral. Remigio Batista, se comienza la construcción del Hospital militar de la fortaleza San Luis.

1o. de Mayo de 1886. Quedan terminados los trabajos de la torre y montaje del reloj público. Los trabajos fueron dirigidos por el ingeniero inglés Mr. Bultwell, el mismo que colocó el techo en la Iglesia Parroquial Mayor, que estaba en construcción. La torre y el reloj fueron un regalo del Pte. Heureaux a la ciudad de Santiago.

18 de Septiembre de 1886. En la madrugada de este día, un grupo de cerca de 400 hombres compuesto de moyistas santiagueses y veganos venidos del campamento de López, atacaron la fortaleza por su parte Este, pero no pudieron tomarla, y después de una lucha cuerpo a cuerpo de más de dos hora, fueron derrotados poco después del amanecer, terminando la lucha un poco más arriba de La Altagracia. Los derrotados estaban comandados por los Grales. Chanito Valverde y Tilo Patiño.

17 de Febrero de 1889. (Domingo de Carnaval). A las dos de la tarde, y estando desamparada la fortaleza, un grupo de jóvenes encabezados por Tilo Patiño, Francisco A. Gómez, con algunos veganos, Juan Anico y Juan E. González la asaltaron y se hicieron dueños de ella. La mayor parte de los comprometidos de Santiago no correspondieron, por lo que no le quedó otro recurso al Gral. Patiño que abandonar la fortaleza cinco días después.

4 de Septiembre de 1889.- Se reedificó el Polvorín en la fortaleza San Luis, y se levantan bastiones de ladrillos y piedras en sustitución de los barriles, espeques y terraplenes que rodeaban el recinto militar. Aún cuando estas obras se inauguraron en el 1890, quedaron terminados totalmente en el 1895, al colocarse en la portada la cancela de hierro y construirse los dos muros laterales de mampostería del aproche.

22 de Mayo de 1903.- El encasquillamiento de una cápsula en el mecanismo del revólver ametralladora produce un disparo, el cual da de lleno sobre algunas latas de pólvora, ocasionando la explosión de todo el Arsenal, en momentos en que visitaba el edificio el Gral. Dionicio Frías, Ministro de Guerra, acompañado de varias personas. La explosión del polvorín arrancó de cuajo el techo y maderamen proyectándolos a varios metros de distancia, y lanzando por el hueco dejado a varias personas de las que estaban dentro. Resultaron de la explosión entre muertos, heridos y lesionados 21 víctimas. Entre los muertos figuraron los Grales. Dionisio Frías y José Pepín, que murieron ese día.

21 de Enero de 1904. El Gral. Ramón Cáceres, al frente de las fuerzas del Gobierno, recupera tras un combate de 12 horas la fortaleza ocupada por Don Juan Isidro Jiménez, Jefe de la Revolución, quien tuvo que descolgarse por la parte de atrás de dicha fortaleza, para tomar el camino de la Línea Noroeste, y luego, el del ostracismo.

14 de Febrero de 1904. La fortaleza rechaza victoriosamente el ataque dirigido por los Grales. Andrés Navarro, Toríbio L. García y Tomás de Jesús. La resistencia estaba comandada por el Gral. Cáceres y las fuerzas atacantes fueron derrotadas después de un sangriento combate, durante el cual se habían adueñado de la ciudad. Hubo muchos muertos y heridos de una y otra parte, y entre las bajas de los defensores se contó la del joven Antonio Bordas, de brillantes perspectivas.

7 de Abril de 1907. Solemne bendición e inauguración de la Cárcel Pública, construida por la iniciativa del Hon. Ayuntamiento de Santiago, con miras de mejorar la condición de la penitenciaria provincial. Después de bendecido el edificio por el Pbro. Joaquín Rodríguez, Cura de La Altagracia, el Señor Abelardo Viñas, Presidente del Hon. Ayuntamiento Comunal, hizo uso de la palabra para entregar el citado edificio al Gobierno, en manos del Sr. Miguel A, Román hijo, Gobernador de la Provincia. Este edificio fue habilitado el 10 de Junio de 1907.

22 de Septiembre de 1914. Después de haber resistido un prolongado asedio, el Gral. Ml. Sánchez entrega la fortaleza San Luis a las fuerzas Jimenistas que la sitiaban. La guarnición se vio obligada a comer burros, caballos, gatos y todas clases de yerbas en los días finales del asedio. De ahí viene la denominación de come burros para todos los que estuvieron en la fortaleza durante ese asedio.

6 de Julio de 1916. Los infantes de Marina de los Estados Unidos de América, en número de 1500, hacen su entrada a la fortaleza San Luis, después de ocupar varios puntos estratégicos de la ciudad y sus alrededores. El Gral. Desiderio Arias, Jefe de los Revolucionarios que ocupaban la ciudad, la había abandonado desde el día anterior, y por tal motivo los Norteamericanos, la ocupan sin disparar un tiro. En la reunión que tuvo lugar en el salón del Ayuntamiento se había con venido por unanimidad que la ciudad fuese ocupada pacíficamente ya que no se contaban con recursos bélicos de ninguna clase y en vistas de la amenaza de bombardearla de los marinos, que estaban a sazón acampados en Cuesta Colorada.

12 de Julio de 1924.- A la 1 p.m. fue izada en la fortaleza la bandera Nacional, en un ambiente saturado de verdadera unción religiosa y patriótica del pueblo congregado en las calles que dan acceso a su entrada. Esta bandera la regaló el Hon. Ayuntamiento y fue confeccionada por las alumnas de la Escuela Méjico, y socias del Club de Damas, y dirigida su confección por la Srta. Ercilla Pepín. Este fue un acto puramente oficial, ya que el recinto militar estaba aún ocupado por fuerzas Norteamericanas. Al Teniente Antolín Padilla de la P.N.D. le cupo el honor de izar dicha bandera.

30 de Julio de 1924. Desocupación total de la fortaleza por las fuerzas Norteamericanas, las cuales tomaron el camino de Pto. Plata y Santo Domingo, para embarcar a poco después. La Policía Nacional Dominicana se posesionó de ella seguidamente.

23 de Febrero de 1930. Pronunciamiento de la ciudad de Santiago contra el Gobierno del Gral. Horacio Vázquez. La Fortaleza correspondió buenamente al movimiento cívico y levantado de la ciudadanía santiaguesa, iniciandose así el período actual de paz, orden, y bienestar, antítesis de aquel sombrío del pasado, pleno de ansiedades confusión, lágrimas y miserias.

Para el 1806 era Don Agustín Comandante del Departamento del Cibao, nombrado por el Gral. Ferrand, Gobernador de la Colonia.

Desempeñando el cargo de Jefe de la Municipalidad Santiaguesa, para Enero de 1802, y con la cooperación del Obispo francés Mauvieille y Don José del Orbe, Comandante de La Vega, decidió al Gral. haitiano Clerveaux la entrega pacífica de la plaza de Santiago al Gral. Clapperede, que días antes había desembarcado en Fort Dauphin, procedente de la escuadra del Almirante Magón. Clapperede formaba parte de las fuerzas de ocupación del Gral. Ferrand, y fue el primer Comandante del Departamento del Cibao, para ese entonces.

Nota: Datos suministrados por el Archivo Histórico de Santiago.
(Más información, vistie el Archivo Historico)
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